El Paragua fue un pilar del equipo, sobre todo cuando llegó el temblor y debieron buscarse jugadores. Supo amalgamar al nuevo Munster con lo que quedó de él cuando el equipo se ramificó. Jodón, irreverente, sin filtros... un pendejo divino, entrañable, polémico y querible.
Hizo goles memorables, y nos hizo llorar a todos. Nos abrazamos fuerte en cada festejo. Nos abrazamos fuerte -pero con disimulo- cuando terminaban los partidos y él estaba exhausto y nosotros conmovidos.
Hizo, en verdad inventó, el tiro libre que nos dio el único ascenso legal de la D a la C.
Hizo historia en el Tim, hasta creó varios apodos como el Submarino y tantos otros más. También fue el cronista de este blog; tal vez el espacio más innovador del mundo del fútbol amateur.
Provocador, divertido, y sobre todo, amante del fútbol entre amigos.
Te vamos a extrañar.
Bah, ya te estamos extrañando. Hasta siempre, amigo.